¿Qué fuimos ?
El orígen de Velilla, data de la Edad Media, en plena época de Castillos, conquistas e invasiones, donde muchas fortalezas se comunicaban por medio de emisarios a caballo, pero si sufrían un ataque inesperado, para comunicarlo a sus vecinos y aliados, lo realizaban a través de señales de humo y fuego. Debido a la zona montañosa existente entre los Castillos de Gormaz y de Langa de Duero, se decidió hacer una Torre, estilo Vela, que hiciera de vaso comunicante entre ambos Castillos. Esa Vela, se construyó en lo que hoy conocemos cómo Velilla, en la parte más alta de nuestro municipio, donde se situa el Palomar, ya que era el único punto desde el cual se puede ver los dos Castillos. De ahí, de esa Vela, se desgranaría el porqué del nombre de Velilla en nuestra localidad.
Los datos más antiguos de padrón que datan sobre nuestro municipio, indican que la localidad se constituye en municipio constitucional, en la región de Castilla la Vieja contando en el censo de 1842, con 26 hogares y 100 vecinos.
Posteriormente, pasaría a denominarse, Velilla de Duero, y contó según el Censo de 1879, ordenado por el Conde de Floridablanca, con 122 habitantes.
Velilla de Duero, figuraba con el reconocimiento de Villa, eximida en la Intendencia de Soria, con jurisdicción de señorío y bajo la autoridad del Alcalde Ordinario de Señorío, nombrado por el Melchor de Olaso.
En Velilla, a día de hoy, contamos con una de las escasísimas picotas de madera que se conservan y que es símbolo de esa independencia y administración jurisdiccional, territorial y humana, de la que gozó hace muchos años ostentando el título de Villa.
En 1895 llega a la localidad el ferrocarril, a través de la línea Valladolid-Ariza, cuyo trazado tenía una longitud de 254 kilómetros y discurría en buena medida en torno al valle del río Duero, dentro de la región histórica de Castilla la Vieja cuyo movimiento de mercancías como el trigo o el vino, tuvo gran peso en el tráfico de la línea.
A principios del siglo XX, en 1908, Velilla de Duero, de la mano de D. Luis Marichalar Monreal, Vizconde de Eza, político soriano de finales del siglo XIX y primer cuarto del siglo XX. pone en marcha el Canal Vizconde de EZA, que tiene su origen en un azud en el Duero, aguas abajo de la confluencia del río Rejas, y que con una longitud de ocho kilómetros recorre la margen derecha del Duero, regando los términos de Velilla de Duero y de Alcozar.
La llegada del ferrocarril y la creación del Canal de Eza, permiten fortalecer la Villa de Velilla de Duero que en 1930 incrementaba su población a 220 habitantes. En estos tiempos, la parte moderna de la villa abandona la pendiente de sus barrios viejos para asentarse al borde de la carretera y ferrocarril.
En 1967 la localidad, perdería su independencia jurídica, su ayuntamiento y su condición de Villa, su denominación sería Velilla de San Esteban y pasaría a fusionarse, junto con otros municipios, al término municipal de San Esteban de Gormaz.
En sesión de 2 de febrero de 1967, en presencia del gobernador civil de la provincia, Antonio Fernández-Pacheco, se daba cumplimiento al decreto
2.868/1966, de 20 de octubre, “aprobando la fusión de municipios”, y a la orden del ministerio de la Gobernación, de 21 de noviembre de 1966, con lo que se llevaba a cabo legalmente la unión de los ayuntamientos de Aldea de San Esteban, Atauta, Ines, Matanza de Soria, Olmillos, Peñalba de San Esteban, Piquera de San Esteban, Quintanilla de Tres Barrios, Rejas de San Esteban, San Esteban de Gormaz, Soto de San Esteban, Velilla de San Esteban y Villálvaro.
En esta década de los 60, Velilla de San Esteban, contaba con 45 hogares y 165 habitantes.
En el año 1981 contaba con 68 habitantes, concentrados en el núcleo principal.
En el año 1985 la línea férrea Valladolid – Ariza cierra el tráfico de pasajeros, manteniendo hasta 1994 el trafico de mercancías, siendo este el año, en que definitivamente se produce el cierre de la línea, lo que provoca un asilamiento definitivo en los pueblos de la comarca, al carecer de red de autovías y de líneas ferroviarias, que permitan a sus vecinos disponer de una buena red de comunicaciones con otras provincias como la de Burgos, Zaragoza, Valladolid o Madrid.
En el año 2010 la población censada era de 17 habitantes, y en el año 2017 contaba con 7 habitantes 3 varones y 4 mujeres.
¿Qué somos?
Actualmente Velilla, cuenta con 5 habitantes, 2 varones y 3 mujeres y diferentes matrimonios que pasan largas temporadas en nuestra pedanía disfrutando de la vega del Duero, de sus caminos, de su flora, de su fauna y de la tranquilidad que se respira en nuestras calles, alejados del estres y ajetreo continuo en el que se ha convertido, los grandes núcleos poblacionales de nuestro país.
Aún así, tras la espeluznante despoblación de nuestra pedanía, en la actualidad, cuenta con la Iglesia de la Virgen de la Asunción, y también existió en el término una ermita dedicada a la Virgen de las Nieves.
Igualmente, contamos con una Peña que sirve de punto de encuentro de todos y todas los vecinos y vecinas y veraneantes, que en el pasado, albergó las escuelas del Municipio, el Ayuntamiento, y posteriormente el consultorio médico.
En el año 2019 inauguramos nuestro Merendero Municipal, con más de 100 metros cuadrados, que nos permite celebrar comidas de vecinos, proyectar películas de cine, llevar a cabo celebraciones familiares y diferentes actividades como nuestro Mercadillo de Artesanía y Segunda Mano que celebramos anualmente durante la Semana Santa.
En el año 2021, pudimos llevar a cabo un nuevo logro en nuestra pedanía, instalando un pequeño parque municipal, con la colaboración de la Asociación Cultural Barruelo, en un nuevo cerro del municipio, creado en la pasada década.
Nuestra flora está compuesta por un soto de chopos, álamos, y además espliego, tomillo, manzanilla, té, sanguinaria y sauco; la fauna de Velilla es muy variada liebre, zorro, conejo, jabalí y perdiz y actualmente sobre todo corzos recorren nuestra vega diariamente.
Conservamos nuestra bodegas, con casi dos siglos de historia, realizadas a mano por nuestros antepasados y picadas en roca y mantenemos nuestros viñedos e incluso contamos con un vino propio, en la pedanía, Camino Soria, aparte lógicamente de los producidos de forma artesanal por nuestro vecinos.
Nuestras Fiestas principales, se celebran el primer sábado de agosto en honor de la Virgen de las Nieves, actividades, orquestas, nuestra comida en el río y tradiciones se conservan a día de hoy y revivimos gracias al esfuerzo y compromiso de los vecinos, en estos días.
Otras fiestas y tradiciones que conservamos, es la de bendecir los campos en San Isidro, 15 de Mayo, reemplazando a Santa Mónica, el 4 de mayo.
De vez en cuando, se realizan hacenderas, aquí nominadas estorbaos; que consisten en llevar a cabo una limpieza del municipio, en aquellas partes más afectadas por el crecimiento de maleza
En Semana Santa, realizamos concurso de Torrijas y limonada y a lo largo del año igualmente, se llevan a cabo diversas actividades de la mano de la Asociación Cultural Barruelo, que cuenta con cerca de 130 socios y socias que dan vida y mantienen en pie esta pedanía soriana.
¿Qué queremos ser?
En Velilla no nos rendimos a la despoblación, no queremos desaparecer y el hecho de que esta pedanía no se conforma y no se rinde, es verificar, todos los cambios que ha desarrollado de forma, principalmente autónoma, en esta última década para mantenerse viva.
En esta última década, con menos de 10 habitantes en nuestra pedanía, pero gracias al esfuerzo de la ciudadanía y aprovechamiento de los escasos recursos que poseemos, hemos creado una Asociación Cultural que supera el centenar de socios, se ha creado un cerro que actualmente cuenta con una reforestación de más de 100 unidades florales y un pequeño parque infantil.
Se ha reabierto una Peña, que sirve de encuentro y disfrute para todos.
Se ha construido un Merendero Municipal, punto de encuentro para esas celebraciones llevadas a cabo en los días fríos de invierno.
Se han llevado a cabo obras de mejora y mantenimiento, en nuestra iglesia de la Virgen de la Asunción.
Actualmente se esta desarrollando la concentración parcelaria, para la modernización de las explotaciones agrarias.
Por eso, lo que queremos ser, depende de nosotros y de los que vengan, pero lo que si pedimos, es que ninguno se vaya, porque nuestro pueblo merece la pena.